UN NARCISISTA NO DEJARÁ A SU ESPOSA

Los narcisistas casados, de todos los depredadores narcisistas, son los que causan la mayor angustia a sus parejas simplemente porque están más pulidos en el arte de la manipulación. Cualquiera pensaría que un narcisista casado sería más sutil en su búsqueda de una fuente de suministro secundaria, pero no lo es. Él está listo para la persecución y te lo dará todo durante la etapa de bombardeo amoroso. Como si el hecho de que estuviera casado no fuera más que un detalle sin importancia. El proceso de búsqueda y la infidelidad en sí mismo no tienen similitudes con la manera cómo un hombre casado "normal" podría hacerlo mientras tropieza con alguien que encuentra atractivo. No, el proceso de seducción es completamente diferente y es esta diferencia la que prepara el escenario para la inevitable confusión y ansiedad que le sobreviene a la víctima o fuente secundaria cuando el narcisista nunca logra dejar a su esposa.

Entonces, ¿Un narcisista realmente dejará a su esposa y su familia para irse con su amante de largo plazo? Claro, pero es un caso muy, muy raro y por lo general solo ocurre cuando la esposa se harta y lo abandona. Mientras la esposa aguante el engaño o decida regresar con él, creyendo que la infidelidad ha terminado (lo que nunca ocurre, pueden hasta agregar a una nueva persona), el narcisista permanecerá casado hasta el fin de los tiempos.

La novia de un narcisista casado escuchará una gran cantidad de excusas para explicar por qué no se ha divorciado, todo ello basado en una negación plausible. En el 95% de los casos, el divorcio nunca se inició, pero el narcisista puede mantener un romance por años y años simplemente diciendo que sí lo ha hecho y dando actualizaciones periódicas falsas. He llegado a la conclusión de que el narcisista casado es uno de los timadores más convincentes del planeta.

El narcisista casado no tiene la intención de dejar a su esposa y familia a menos que llegado el momento Él sea literalmente expulsado de su casa. Simplemente no va a suceder. Y no te equivoques, no es porque ame y adore a su esposa e hijos. ¡No va a dejar a su esposa simplemente porque está muy cómodo nunca sintió que fuera necesario! Cuando un tipo "normal" que tiene una relación a largo plazo sabe en el fondo de su corazón que está haciendo algo malo y debe tomar una decisión, un narcisista no considera que sea aplicable a su situación. Un narcisista casado dirá lo que sea que su esposa y su amante necesiten escuchar para mantener su farsa y luego sentirse genialmente orgulloso de salirse con la suya.

Al igual que todos los narcisistas, un narcisista casado no está plagado de culpa, remordimiento y ansiedad cuando hace algo mal. Un narcisista casado no tiene en cuenta los sentimientos del cónyuge o amante cuando las somete a mentiras y chanchullos a menos que sienta que podría ser atrapado.

Si eres una amante a largo plazo de un narcisista casado, debes darte cuenta de que su esposa ya lo ha atrapado y perdonado 100 veces en infidelidades y mentiras varias. No importa lo que te diga, su esposa no lo odia ni lo engaña, y ella no es una psicópata. Ella no lo ignora ni lo descuida, ni es indiferente ante sus conductas sospechosas y que posiblemente sabe que tiene a otra persona. Y, lo más importante de todo, ella no duerme en una habitación separada y sí, él incluso tiene sexo con ella si siente que lo necesita y tal vez incluso porque le gusta. El hecho de que te esté enviando un mensaje de texto a medianoche no significa que duerman en cuartos separados, de la misma manera que su esposa recibe mensajes de texto y, lo más probable, que las llamadas telefónicas los fines de semana no signifiquen que esté realmente ausente por negocios.

Un narcisista casado, cuando lo necesita, siempre encuentra una manera de hacer felices a ambas partes para que pueda continuar su mentira... esto es parte de la emoción del juego. ¿Por qué demonios lo dejaría? Todos los narcisistas, y más para un narcisista casado, la vida no es tan divertida si no hay nadie detrás para triangular, manipular y en general, hacerlas parte de sus juegos perversos.