No lo odio, odio el mal que está detrás de él.
Odio que no pueda ver el mundo como lo hace la mayoría de la gente.
Odio que no tenga ningún sentimiento de introspección o arrepentimiento.
Odio no haber sido la primera, ni la última víctima de su abuso, odio que haya más.
Odio que tenga que seguir con su vida de la manera en que lo hace... empujando y tirando a las personas como si fueran objetos descartables, haciendo lo que sea necesario para llenar un vacío interno.
Odio que no pueda ayudarlo y que se niegue a conciliar o reconocer el dolor que me causó. Odio que sea tan cobarde y no pueda pedir perdón.
Además de esto, alguna vez sentí amor sincero por él. Un amor que supongo siempre estará allí en alguna parte de mi corazón. Sentí tanto amor, que traicioné mis principios por él. Le permití proyectar su comportamiento abusivo sobre mí. Lo dejé cambiar la situación. Lo dejé devaluarme. Dejé que me viera como la mala de la historia, cuando mi intención nunca fue dañarle.
Todavía extraño a la persona que creía que era, y mientras me digo a mí misma que todo fue una farsa, hubo, y sigue siendo, una persona detrás de bambalinas que lucha por sentirse vivo a través de otros, dañando a otros, engañando y manipulando a otros.
¡Odio que nunca pueda sentir el verdadero amor!
Odio que tenga que arruinar a la gente en su búsqueda.
Odio que me haya hecho bajar la guardia y haya decidido entregarme por completo.
Odio que llegara a mi vida en un momento en que necesitaba sentirme amada.
Odio que me haya hecho sentir cosas hermosas otra vez, que pensé que ya nunca más sentiría.
Odio la pasión que sentía por su cuerpo, por su piel, por su abrazo.
Odio que el ser que me mostró, no exista… Odio el ser que es en realidad, porque el que conocí, el que se llevó mi corazón, ya ha desaparecido, odio toda esta situación, pero más que odiarlo, le tengo lástima, porque el potencial para ser una persona maravillosa está ahí, yo lo vi en algún momento, fue real para mí, pero prefiere vivir en una mentira.
Una lástima! 😢